Edición digital del libro El zagalillo

Hoy, aunque al principio de la andadura del blog ya le destinamos una entrada, queremos presentar el El zagalillo como si fuera la primera vez, como si se tratara de una especie de puesta de largo, una vez que el libro ha alcanzado la madurez suficiente para iniciar una nueva etapa de su existencia, que es la de ofrecerse libremente a toda persona que tenga interés en su lectura.

La verdad sea dicha, cuando El zagalillo se publicó en papel, mediado el año 2003, la ilusión de mi padre había sido que esta obra autobiográfica estuviese a disposición del público, que fuera conocida, más que la obtención de beneficios o el hecho lucrativo. Sabiéndose portador del legado de unas tradiciones ancestrales que están viéndose seriamente afectadas por los nuevos usos y costumbres que el progreso y la globalización traen consigo, consciente de lo que representó para él mismo y de los valores culturales y de conocimiento que aportaba aquella forma de vida, tenía la necesidad de hacer algo, siquiera poner su granito de arena, para salvar una parte, por pequeña que fuera, de ese legado que jamás debiera desaparecer por completo en el olvido.

Por aquel entonces las nuevas tecnologías no habían alcanzado la difusión de ahora ni yo poseía el estímulo ni la aptitud para haberme tan sólo planteado la autoedición digital del libro. Recurrimos a lo que teníamos a mano. Carmelo, el editor de Ediciones Libertarias, fue el único que se prestó a la publicación de la obra, el único que creyó en ella y nos abrió la puerta cuando llamamos. Le estaremos siempre agradecidos. Verdaderamente, se le veía ilusionado. Es verdad que compartimos riesgos y al final él vio un poco defraudadas sus expectativas, ya que esperaba un tirón mayor —quizás haber agotado rápidamente la edición—, pero estas cosas son un poco impredecibles y, en nuestra opinión, el resultado tal vez se deba más a la escasa promoción o a deficiencias en el proceso de distribución que a la fallida intuición del editor veterano.

La percepción que tenemos nosotros es muy distinta. Mi padre se siente muy satisfecho del resultado obtenido. Le consta que ha funcionado el boca a boca. Muchas personas le han llamado a lo largo de estos años interesándose por el libro. Ha habido, incluso, quien se ha dirigido a la editorial solicitando ponerse en contacto con el «autor de El zagalillo» para poder expresarle su entusiasmo y agradecimiento. Sabemos del caso de personas, y no sólo de nuestro círculo más próximo, que han comprado el libro, lo han leído y han vuelto a comprarlo nuevamente para regalárselo a amigos o familiares. En ocasiones, con la adecuada complicidad de la editorial, ha llevado mi padre ejemplares a distintos eventos, como cuando organizó una exposición de talla en su pueblo, Diego Álvaro, donde se los quitaban, literalmente, de la manos.

Una cosa sí que hay que admitir, y es que el perfil de las personas que han confesado haber disfrutado más con la lectura es el de aquellas que han conocido o han estado en contacto con la forma de vida que se describe, principalmente porque han podido reconocerse ellas mismas o recordar muchos de los accidentes y muchas de las circunstancias que vivieron en primera persona, aunque algunas sean relativamente jóvenes todavía; en resumidas cuentas, la gente que es de campo de toda la vida o que lo fue en algún tiempo, generalmente en su mocedad.

Por si pudiera servir de aliciente y como invitación a la lectura, transcribo a continuación un párrafo del final de la primera parte del libro, titulada «Recuerdos de infancia y adolescencia», que expresa muy bien, en mi opinión, las motivaciones de mi padre a la hora de escribir el libro:

«A grandes rasgos he ido contando como fueron mis primeros tiempos de zagalillo y después de pastor. Este es un oficio que, si no se ha perdido por completo, ha sufrido una transformación tan radical y profunda que apenas tiene que ver lo de hoy con lo de entonces. Mi intención es, pues, dejar testimonio de cómo era la vida del pastor en esos años, porque a mi entender es una memoria digna de conservarse, reflejo de una realidad que afectó a infinidad de personas. También desearía contribuir en alguna medida a redimir a este oficio de la imagen que tiene para algunos de actividad sencilla, insignificante o despreciable, pues, como creo haber dejado claro a lo largo de estas páginas, se requieren buenas dosis de dedicación, habilidad y paciencia para sacar adelante un rebaño en las mejores condiciones. Al exponer mis vivencias espero, por último, transmitir también las emociones de muchas personas que, pese a ser en ocasiones duro e ingrato, han sentido y vivido este oficio con ilusión y cariño».

Como puede verse, todo un alegato a favor de uno de los oficios más humildes, cuya antigüedad se remonta a unos 10.000 años, y sin el cual, paradójicamente, quizá no hubiera sido posible el actual desarrollo de la humanidad.

Quién lo desee, puede descargarse el libro de forma gratuita y compartirlo (ver licencia Creative Commons) en dos formatos diferentes: ePub y PDF.

Descargar ePub
(5.676 kB)

Descargar PDF
(7.685 kB)

Para leerlo en formato de libro electrónico (ePub) es preciso disponer de un lector adecuado. Yo recomiendo la aplicación Play Libros, de Google, ya que ofrece muy buena apariencia y prestaciones, es la que uso habitualmente y para la cual he optimizado el libro; permite la lectura en la pantalla del ordenador a través del navegador y en el móvil o la tableta a través de la correspondiente App, tanto en iOS como Android. En cualquier caso, recomiendo utilizar un lector que mantenga la configuración de las hojas de estilo originales. De otro modo es posible que las imágenes y los textos no se vean con su mejor apariencia. De entre la multitud de aplicaciones disponibles para Android he probado dos, PocketBook y eReader Prestigio, que me han parecido más que aceptables, sobre todo la primera. En la aplicación iBooks de mi iPad también se ve estupendamente.

El documento en PDF no es más que una conversión automática de formato a partir del ePub. No obstante, me parece una solución bastante aceptable para quien no quiera el libro electrónico.

Entradas relacionadas:

Los orígenes y El zagalillo:

Caballo y saltamontes:

Campesinas: