sábado, 11 de abril de 2009

Niña con gato y mariposa

Niña con gato y mariposa. Talla en madera

Tal vez esta obra se pudiera mejor titular, simplemente, "La mariposa" porque, pese a su reducido tamaño y a ser aparentemente frágil e insignificante, esta claro que acapara la atención de los otros dos protagonistas del cuadro, y no en vano ocupa el centro de la composición. Este bello insecto atrae las miradas de ambos y parece haber captado su voluntad; aunque, sin duda, por un motivo muy diverso en cada caso: cabe suponer que la niña admire la delicadeza, la levedad, el colorido, la viveza, la gracilidad, etc., que son el encanto y atractivo de la mariposa; y el gato, sin embargo, careciendo de la facultad de reaccionar emotiva y racionalmente (humanamente) ante una situación o una imagen como esta, naturalmente bella, mira, sí, a la mariposa, acaso con mayor fijeza e intención que la niña, pero respondiendo a un estímulo mucho más primario, como puede ser el instinto del juego y de la caza. Afortunadamente para la mariposa la mirada embelesada de la niña no puede hacerle daño y el gato, con toda su agilidad, dudamos que pueda competir con la ligereza y rapidez del insecto lepidóptero y su capacidad para alzar el vuelo... o ¿quizá no?

En cuanto a la técnica utilizada en esta talla quisiera resaltar la gran dificultad que supone reproducir en madera la cabeza de algunos animales, en particular los felinos y, entre ellos, señaladamente, los gatos; quizás porque tienen el rostro cubierto de pelo y por la especial configuración del morro u hocico. Con todo, creo que aquí ha quedado un parecido bastante aceptable. Esperamos que seáis de la misma opinión y os guste el minino; y el cuadro en su conjunto.

4 comentarios:

C. R. dijo...

Hola, soy de Santa Fe, Argentina, y quería felicitarlo por los trabajos realizados, realmente son muy lindos, soy un aficionado a la talla en madera, pero aquí hay pocos recursos para capacitarse. Encontré su pagina y me asombré de la calidad de tallador que tiene. ¿Dónde aprendió usted? Me gustaría algún día poder lograr cosas de esa magnitud ya que lo que hago no es nada comparado con eso.
Un saludo enorme.

Chacien dijo...

Nos alegra que te hayan gustado los trabajos. En cuanto al lugar donde mi padre aprendió el oficio, te diré que todo empezó en las dehesas o campos de Castilla, mientras cuidaba rebaños de ovejas, contando en principio con sólo una navaja con la cual empezó a tallar diversos dibujos en la cayada y otros utensilios que le acompañaban en su labor como pastor; la escasez de medios era tal que, a menudo, por no disponer de lápiz, marcaba las líneas del dibujo con un clavo. A partir de ahí todo fue ir progresando de manera autodidacta hasta conseguir las obras que has podido ver.

Si de verdad quieres hacer obras de esta magnitud, y aun mayor, te recomendamos que seas ambicioso, que te lo creas, que aspires siempre a más de lo que realmente eres capaz, pues ten en cuenta que nuestras pretensiones como seres humanos casi siempre se quedan en la mitad de lo que nos proponemos, así que, si sólo aspiras a la mitad, te vas a quedar en la mitad de la mitad y así sucesivamente. Nuestra mente es capaz de mucho más de lo que en principio y aparentemente se halla a nuestro alcance.

En la primera entrada del blog, Los orígenes y "El Zagalillo", puedes encontrar más información sobre lo mismo.

Unknown dijo...

Amo el tallado en madera'' pero no tengo el tiempo por mi trabajo,mi sueño seria vivir del tallado teniendo un lindo tallersito'

Chacien dijo...

Bueno, Marcelo, si te sirve de algo, yo nunca me he ganado la vida con esto de la talla en madera, para mí ha sido un hobby que he realizado en mi tiempo libre. Cuando trabajaba (estuve 25 años en una fábrica), aprovechaba el rato libre que tenía por la tarde, y muchas veces el fin de semana, en vez de irme al bar o de paseo o ponerme a ver la tele. Cuando verdaderamente amas algo de algún modo sacas el tiempo, si no puedes más, pues menos, pero así, de a poco a poco, también van saliendo las cosas. La realidad enseña que los sueños no siempre son imposibles a condición, claro, de que uno se lo proponga.