domingo, 17 de enero de 2010

El juicio de Salomón

El juicio de Salomón. Talla en madera

La figura de Salomón es considerada desde muy antiguo, al menos en el ámbito de influencia judeocristiana, como el arquetipo por antonomasia de hombre sabio; tradición que aún perdura en la actualidad.

El sueño de Salomón (c. 1693), por Luca Giordano. Museo del Prado, Madrid

Según la Biblia (1 Reyes 3, 5-15), Dios se le reveló en un sueño a Salomón, estando ya en posesión del trono de Israel, mientras dormía en la ciudad de Gabaón, lugar a donde había acudido para ofrecer diversos sacrificios por propia devoción y para cumplir los preceptos del que fuera su padre, el rey David. En este sueño Dios no se limita a aparecer ante él, sino que le dice, además, que le pida lo que quiera. A lo cual Salomón, con gran humildad, alegando su escasa capacidad y consciente, asimismo, de la responsabilidad y la dificultad de gobernar un reino tan amplio y con un número tan inmenso de súbditos, responde pidiendo sólo lo necesario para hacer justicia y poder discernir entre lo bueno y lo malo, o lo que es lo mismo: le pide sabiduría para gobernar a su pueblo. Tanto agradó esta solicitud al Señor, y el hecho de que no pidiera nada para sí, que se lo concedió de inmediato, asegurándole que alcanzaría incluso la gloria y las riquezas que no había pedido, y prometiéndole, por añadidura, una larga vida si es que cumplía con sus leyes sagradas.

Rey Salomón (h. 1460), por Joan Reixach

En relación con este pasaje que acabo de relatar me viene a la memoria una anécdota de cuando yo era niño, y es que mi padre, Serapio (entiéndase bien que no intento poner en un plano de igualdad a mi padre y a Dios, aunque haya una época, qué duda cabe, en que cualquier niño pueda llegar a idolatrar al padre casi como si de un dios se tratara), Serapio, digo, cuando le pedía para comprar chucherías —a las que por aquel entonces era muy aficionado— tenía por costumbrePeseta, duro y cinco duros darme siempre menos dinero del que le solicitaba. De este modo, para curarme en salud, solía pedirle, por ejemplo, un duro si lo que quería eran una o dos pesetas, teniendo en cuenta esa costumbre y sabiendo cómo se las gastaba; hasta que un día, no se por qué, se me ocurrió pedirle una sola peseta, y cuál no sería mi asombro y mi entusiasmo (prueba de ello es que aún no lo he olvidado) cuando le vi echar mano al bolsillo y largarme ¡cinco duros! de aquel entonces. Vamos, que no cabía en mí de gozo e imagino que salí (recuerdo que estábamos en el portal de nuestra casa) corriendo y dando saltos como un energúmeno de puro contento que llevaba. Es de suponer que a mi padre entonces debió agradarle una petición tan modesta y fuera de lo que en mí era habitual, y es por ello que quiso recompensarme; de un modo equiparable, salvando las distancias, a como hizo Dios (acostumbrado al egoísmo imperante en las plegarias) con Salomón.

La escena representada en la talla se corresponde al momento en que el rey sabio ordena que el niño que reclaman para sí dos mujeres sea cortado por la mitad con una espada. A primera vista puede parecer una orden poco sensata y excesivamente cruel, pero es que al buen rey se le ocurrió, como podrá verse enseguida, que éste sería el mejor medio para dilucidar la verdad.

El caso era que acudieron al tribunal que presidía Salomón (1 Reyes 3, 16-28) dos mujeres públicas (en la Vulgata, "meretrices") que habían dado a luz un hijo recientemente. A consecuencia, sin duda, del desarraigo y el aislamiento social propios de su profesión,Escena en un burdel (h. 1630), por Nicolaus Knüpfer. Rijksmuseum Ámsterdam ambas vivían, sin familia ni parientes, en una misma casa, y habían parido en un mismo aposento con sólo tres días de diferencia. Al poco tiempo ocurrió que una de ellas sofocó a su criatura, sin darse cuenta, mientras dormía, lo cual fue origen de encendida disputa y altercado, pues ninguna quería reconocer como suyo al niño muerto: la una decía que su compañera, aprovechando la soledad de la estancia y las sombras de la noche, había cambiado a su hijo por el fallecido, y la otra lo negaba, y se acusaban mutuamente. Salomón presenciaba la furiosa pendencia, mas no sabía qué partido tomar porque no había más testigos y ambas mujeres defendían su posición con idéntica viveza. Fue entonces cuando mandó que le trajeran una espada y dio orden de que partieran en dos al niño vivo y le diesen una mitad a cada una de las mujeres. Sin pensárselo un momento, la madre auténtica imploró al rey ("porque se le conmovieron sus entrañas por amor a su hijo") que se lo diera a la otra, pero que no le matase. Y la otra dijo: "Ni sea tuyo ni mío, sino divídase". Oído lo cual el rey ordenó que se le diese el niño a la primera porque ésta era su madre, dejando a todos admirados por tal sentencia y acrecentando con ello su fama de sabio, pues la noticia se extendió por todo el reino rápidamente.

Salomón, por Gustave Doré (S. XIX). Grabado

Una gran lección que nos ofrece la Biblia sobre cómo actúan las pasiones en los seres humanos: por un lado la madre verdadera que no duda en entregar a su hijo con tal de que siga viviendo, y, por el otro, una mujer dispuesta a que se lleve a cabo una atrocidad antes de que su compañera goce de una maternidad que a ella, por derecho, no le corresponde; la envidia que destruye contra el amor que salva.

12 comentarios:

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...


Amigo Carlos,

Esta nueva talla que nos presentas de tu padre, Don Serapio, es, como todas, digna del mayor encomio. Realmente es preciosa y queda uno maravillado de cómo se pueden hacer cosas así. Nos pasamos la vida hablando de Fidias, de Miguel Ángel, de Praxíteles, y otros muchos, que tú conoces mejor que yo. Es bueno y conveniente remitirse con asiduidad a los Genios que tenemos entre nosotros, aunque no sean tan famosos como aquellos otros. La obra de Don Serapio merece todos los honores.

Muy acertada e interesante, por instructiva y amena, la anécdota que nos explicas tú sobre el Rey Salomón, que, aunque conocida por casi todos en sus líneas generales, no lo es en su detalle por la mayoría. A mí me ha resultado muy amena.

También observo el mayor rigor en la presentación de imágenes. No sé cómo lo haces, pero quedo maravillado al comprobar que, poniendo el ratón sobre la imagen, aparece la identificación completa de la misma.

Impecable también es la redacción del texto, cosa que tiene mucho mérito en estos tiempos, en los que uno está acostumbrado a leer por Internet textos que son impresentables. Y no es éste el caso.

Muy interesante e indicativa de la Sabiduría de Don Serapio la anécdota que nos explicas de tu niñez.

En definitiva, un conjunto armónico, en el que hay que darle honores especiales a Don Serapio.

Recibid los dos, tú mismo, Carlos, y tu padre, Don Serapio, un afectuoso saludo, acompañado de mi Felicitación y Enhorabuena.

Antonio Martín Ortiz

Chacien dijo...

Amigo Antonio,

Es usted tan amable y generoso en su apreciación general que nuevamente me deja sin palabras. ¿Qué puedo decir sino muchas gracias?

El único inconveniente puede ser que cualquiera que se pase por aquí va a pensar que es usted de la familia; pero vaya, aunque no sea así en absoluto, créame que, de alguna forma, en nuestro corazón ya es casi como si lo fuera (fíjese que he recalcado la frase poniendo en absoluto porque mi temor es un temor real y para que los posibles lectores se convenzan de que no es usted un familiar más o menos cercano).

En cuanto a ese efecto, que a usted le maravilla tanto, que resulta de poner el puntero del ratón sobre una imagen, debo decirle que no tiene ningún misterio ni la menor dificultad: se trata simplemente de añadir una etiqueta "title" al código de la imagen. Quedaría así:

< img src="URL DE LA IMAGEN" title="TEXTO QUE QUEREMOS QUE SE VEA AL PASAR EL RATÓN"/ >

(No olvide que el texto personalizado debe ir entre comillas dobles y que he introducido un espacio al principio y al final del código para anular su efecto de modo que pueda ser admitido en el comentario)

Sin más, reiterando nuestro mas expresivo agradecimiento, reciba un cordial saludo.

Serapio y Carlos.

Sergio dijo...

Estimado Carlos y Don Serapio,
Este comentario más que para vosotros es para todo aquel que se acerque a esta página y quiero comentarles que he tenido la oportunidad de ver en persona las maravillas que realiza Don Separio y es impresionante. Pero te lo resumo a mi manera: YO ALUCIFLIPO con el trabajo de este hombre.
Un saludo enorme para ti y tu padres.
Sergio y Laura

Chacien dijo...

Qué sorpresa más agradable, Sergio, que te hayas animado a poner un comentario. Te lo agradezco mucho, porque, además, sé que eres sincero. No me cabe la menor duda: cuando tú dices que ALUCIFLIPAS es que ALUCIFLIPAS de verdad.

En efecto, no hace mucho tiempo que estuviste en nuestra casa para arreglar un asuntillo (bueno, es un decir, porque el asuntillo me tocó arreglarlo a mí) y tuviste oportunidad de charlar brevemente con mi padre y también de contemplar un rato el "museo" que tenemos. ¿Verdad que ganan mucho las obras viéndolas al natural?

Un abrazo muy grande y un saludo muy afectuoso también para tu novia que, la verdad, sigo sin saber muy bien qué es lo que ha visto en ti... bueno, me estoy acordando de una cosa que me dijiste el otro día cuando hablabas con el gordito..., pero mejor me callo.

Saludos monstro, que eres un monstro.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Carlos y Don Serapio,

Confirmo y ratifico, para que todos los lectores lo sepan, que no nos une ningún vínculo consanguíneo. Y también me reafirmo en que lo que escribo y digo es lo que pienso en todo momento, aún a riesgo de equivocarme como cualquier mortal.

Tengo que añadir que tienes, amigo Carlos, unas dotes pedagógicas que son de agradecer, porque esa información que me das sobre los códigos para insertar el título de la imagen al poner sobre ella el puntero la he entendido muy bien, y me será de suma utilidad.

En realidad, habrás observado que, desde que entré en contacto contigo, las imágenes de mi blog aparecen citadas, en cuanto a título y procedencia, con un rigor del que antes carecían.

Recibid ambos, Carlos y Don Serapio, un cordial saludo.

Antonio

Chacien dijo...

Inestimable amigo,

Es para mí un auténtico placer y una satisfacción que nuestra modesta aportación a la red de redes merezca los elogios de una persona tan instruida como usted que, cuando menos, en la faceta lingüística y filológica, merece todo nuestro respeto y la mayor consideración.

Sólo esto ya sería motivo suficiente de satisfacción, pero, no obstante, aún tiene la gentileza de regalarnos en todas sus intervenciones algún rasgo de su inconfundible humanidad, lo cual me parece aún más estimable. Usted se moja siempre, sin importarle errar en sus apreciaciones, con tal de hacer patente su entusiasmo. Y es su entusiasmo de tal naturaleza que sólo se detiene ante los aspectos más positivos que captan su atención. Cuando hay algo que no merece la pena, lo ve, lo lee si llega el caso, y ¡Santas Pascuas!

Me encanta esa actitud (sobre todo porque a mi padre ya mí nos pone por las nubes y, vaya, a nadie le amarga un dulce) y el tacto que usted tiene para hacer o decir lo que es conveniente y a nadie causar molestia o disgusto; creo que según el diccionario a eso se le llama discreción. Gracias por ser así.

Serapio y Carlos.

Miradas dijo...

Hola chacien...! Saltando de blog en blog...llegué hasta el tuyo. realmente la prolijidad y la presentación es todo una obra de arte. Me gusta mucho. Lo seguiré en mis favoritos, así lo conoceré en detalles con más tiempo...

Un abrazo.....desde argentina.

Chacien dijo...

Hola, Miradas, nos congratulamos de que hayas recibido una primera impresión tan positiva del Blog. A ver si, como dices, vuelves en otro momento, más despacio, y se confirma esa impresión. Ojalá logremos trasmitirte algún rasgo de belleza, ya sea en el texto o en las imágenes, o, al menos, que te vayas con la sensación de que te hemos aportado algo.

Permíteme que te recuerde, por si te interesa estar al tanto de las novedades, que en la Sidebar tienes la opción para suscribirte a través del feed o del correo electrónico. Te advierto, no obstante, que no actualizamos con mucha frecuencia porque cada post está condicionado a la creación de una nueva talla y, claro, antes hay que hacerla.

Saludos muy afectuosos.

Gem@ dijo...

Alguna vez vengo, miro y me deleito ante tanta maravilla pero nunca había comentado. Hoy no sé por qué pero algo me hizo cambiar de idea para decir que admiro profundamente el trabajo que aquí se realiza no sólo en la talla de madera que dicho sea de paso son verdaderas obras de arte sino en este espacio tan cuidadosamente decorado y ordenado. ¡Chapó! Chacien.

Chacien dijo...

Que alguien como tú, con lo que sabes de esto del diseño de los blogs, te declare admiración, es algo a tener muy en cuenta y que, además, hace que me sienta henchido de satisfacción y rebosante de gratitud.

Para contrarrestar tanta hinchazón (existe el peligro de que reviente) me conviene serenarme y declarar que si algún mérito tiene la página no es atribuible a mí mismo sino a la impagable ayuda de personas que, como tú, ponéis a nuestro alcance de un modo desinteresado todo vuestro conocimiento y experiencia. Si a esto añadimos el mucho amor y dedicación que he puesto al hacerlo enseguida nos salen las cuentas.

Has de saber que tanto amor proviene del estrecho vínculo que me une a mi padre, Serapio, pues desde hace más de 20 años convivimos con una realidad muy dura (la enfermedad de mi madre) y vivimos con la necesidad de apoyarnos el uno en el otro.

Esto algo que le debía precisamente por el mucho amor y dedicación que ha puesto siempre para salir adelante. Es por él que me metí en esto de los blogs, por la ilusión que tenía de dar a conocer sus obras y, obviamente, todo mi empeño ha sido poder estar a la altura de su generosa humanidad.

Digo todo esto porque me consta que las mujeres en general (y tú en particular) sois muy románticas y todo lo que tenga que ver con los sentimientos os hace vibrar hasta las lágrimas, y para demostrarte, asimismo, que algunos hombres también tenemos nuestras dosis de romanticismo y, a veces, hasta somos capaces de dejarnos arrastrar por los sentimientos. Que no sólo nos fijamos en ciertas cosas mas... digamos superficiales... Tú me entiendes ¿verdad? ;)

Gracias, Gem@.

Anónimo dijo...

He leído lo que comentas a Gema y es precioso, realmente te das cuenta de lo que verdaderamente es importante en la vida y el ser agradecidos y corresponder, más si es a los padres, es de bien nacido.
Saludos

Chacien dijo...

Estoy de acuerdo con lo que dices, Calma, y más teniendo en cuenta los tiempos que corren en que te enteras por la tele que un hijo ha desahuciado, dejándolos en la calle, a sus padres de ochenta y tantos años o que te montas en el metro y hay veces que ves con consternación como no hay quien que ceda su asiento a un anciano.

Hay leyes no escritas que conviene respetar para no ser un infeliz o, simplemente, para poder ser persona. Este tipo de "sacrificios" hacia los demás yo los considero un acto de egoísmo positivo: un atajo en el camino hacia la felicidad, y es, por tanto, que no les concedo demasiado mérito.


Gracias nuevamente.