miércoles, 24 de marzo de 2010

Fantasía con caballos

Fantasía con caballos. Talla en madera

El título de esta obra es deliberadamente ambiguo y juega con la significación de las imágenes representadas en el relieve de la madera.

Atendiendo a lo que el título nos sugiere esta obra se podría interpretar como una fantasía del propio autor que imagina la conjunción de dos motivos bien diferenciados: por un lado una gran cabeza equina presidiéndolo todo y llenando la mayor parte del espacio compositivo y, por el otro, tres caballos de tamaño mucho más reducido, de cuerpo entero, que se superponen al que podríamos llamar motivo principal. La unión de ambos motivos se justificaría, simplemente, por el deseo de plasmar en un solo cuadro dos aspectos destacados de la belleza de este animal. Supongamos que al autor, como amante y conocedor de estos animales, le resultara muy difícil elegir entre una hermosa cabeza, con lo que tiene de característico, y la imagen airosa de varios ejemplares corriendo a sus anchas por una pradera o galopando libremente a la orilla del mar, ¿por qué no juntarlo todo como en un sueño?, ¿por qué no darse ese capricho?

No obstante, aún cabe otra interpretación, acaso más plausible, y es el suponer que la imagen, en cierto modo idílica, de los tres caballos corriendo sin obstáculos ni ataduras por una ribera se corresponde con lo que está pasando por la mente del caballo que preside la composición; de ahí que parezca como que los otros caballos están en su cabeza o, incluso, que salen de ella. Esta sería, tal vez, una lectura más atrevida porque presume en un animal como el caballo la facultad de soñar e imaginar como cualquier ser humano.

¿Podría este caballo recordar con añoranza haber vivido en el pasado una escena similar en compañía de otros de su especie? No habiendo nacido libre, sino en cautividad, como la mayoría de los suyos, y viéndose recluido en un rústico corral o en las estrecheces de un reducido establo ¿podría soñar con el goce de tal libertad al lado de otros congéneres? Sentimientos tan humanos como la añoranza o la fantasía ¿caben en la mente manifiestamente irracional de un caballo? Quede esto a juicio de cada lector.

Cabezas de caballo. Talla en maderaLo que al parecer no admitiría discusión es el hecho de que contemplar esta talla y atribuir a un caballo dichas capacidades lo humaniza a nuestros ojos, permitiendo que nos identifiquemos con sus inquietudes y las sintamos, de algún modo, como propias, y provocando, por consiguiente, en la medida que nos resulte creíble lo que vemos, una emoción que iría acompañada de un indudable placer estético. Los muy escépticos y reacios a admitir sentimientos de este tipo en los caballos tengan en cuenta que, en materia de arte, el recurso de atribuir cualidades humanas a los animales existe desde la más remota antigüedad gozando de común aceptación, siendo muchos los artistas y literatos que han fabulado con éxito, produciendo un resultado, si no del todo verosímil, cuando menos ameno y edificante, y obteniendo, en muchos casos, el reconocimiento de la posteridad.

No obstante, no acabarían aquí las posibles interpretaciones, pues, a mi juicio, nunca se debe limitar la significación de una obra de arte ni aun a la esfera de lo que su propio autor haya querido expresar. Cada persona es un mundo y del mismo modo que, tumbados plácidamente sobre la yerba, mirando al cielo, nos ponemos a contemplar una determinada masa de nubes algodonosa y cada cual ve perfilarse la silueta o el esbozo de quién sabe qué, incluyendo los seres más extravagantes y los más dispares objetos, ¿por qué habríamos que poner límites a la imaginación de cada individuo a la hora de contemplar una obra de arte?

Por poner un ejemplo de lo que acabo de plantear, sé de un amigo, alguien a quien estimo por su bonhomía y generosidad, persona de gran entusiasmo, como podrá comprobar cualquiera que lea alguno de los comentarios que ha dejado en este espacio, que en cuanto haya visto la foto de esta talla con caballos, casi con toda seguridad habrá imaginado, no caballos, sino yeguas, yeguas presa de "el furor, la fuerza erótica, la locura, la furia amorosa... y preñadas por el viento". Dicho así puede parecer algo estrambótico y, desde luego, no es lo que pasaba por la cabeza de Serapio en el momento de realizar la talla, pues su proyecto es anterior a la publicación de mi amigo Antonio en relación a unos versos de Virgilio, pero, ¿por qué no?, ¿por qué no ha de ver alguien en ese grupo galopante unas yeguas con una furia amorosa recibida como un don, como un regalo de los dioses? Lo que ya no sabría vaticinar es qué vería Antonio en el motivo principal, la gran cabeza, si un macho celebrando en su imaginación (o quién sabe si temiendo, ante tanto furor) el festín amoroso con las hembras o una hembra rememorando tan divinos momentos o añorando, vehemente, el nacimiento del hipómanes [1].OBRA RELACIONADA:

Las locuras del Quijote. Talla en madera
Esta obra data de hace un buen número de años y en ella podemos apreciar un claro precedente de la Fantasía con caballos, pues la cabeza sintetizada del Quijote alberga, con evidente intencionalidad, algunas fantasías o "locuras" del popular personaje creado por Cervantes.


  1. El hipómanes, de [híppos] (caballo) y [máinomai] (volverse loco), es palabra muy usada en la magia antigua, con la que se designa tanto el producto viscoso que emanaba de las ingles de las yeguas, como una excrecencia en la frente de las crías recién nacidas, y que las yeguas, todavía calenturientas, devoraban con ardor. (Fuente: Antonio Martín Ortiz)

7 comentarios:

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Don Carlos,

En esta nueva obra de arte que nos presenta ahora tengo que admirar tanto la talla como la exquisita explicación que nos da Vd., a la que poco se puede añadir. La talla es de una imaginación soberbia y una contextura perfecta, y el comentario que ha hecho Vd. es una delicia del bien escribir y el esclarecimiento de las ideas. Se explica Vd. con un rigor y una sencillez al mismo tiempo que, tras leer su escrito, uno se queda con la boca abierta, sin saber qué añadir, porque Vd. lo ha dicho prácticamente todo, y no es posible superponer un comentario digno a lo que Vd. ha escrito.

Aún a riesgo de no quedar a su altura, voy a intentar añadir algo, y es simplemente decir lo que ha pasado por mi mente al ver tan maravillosas obras de Arte, y hacerlo en el orden en que las ideas han pasado por mi mente.

Evidentemente que lo primero en lo que he pensado es en esas yeguas preñadas por el viento que tan bien describe Virgilio, dejando gotear de sus ingles el hipómanes que, me imagino yo, era el que avisaba a los caballos de que las yeguas están en celo y dispuestas. Supongo yo que también los caballos, a su manera, tienen algo semejante a los pensamientos en la cabeza. En este caso sería la intuición del caballo, que ha dejado preñadas a las yeguas, de que unos nuevos potros están ya en curso. Éstos serían las figuras pequeñas.

La placidez y elegancia de la cara del caballo, de su mirada –podríamos decir-, sería la satisfacción de quien sabe que algo prodigioso se va a producir dentro de algunos meses: la irrupción de tres nuevas vidas.

También me sugiere el famosísimo Caballo de Troya, preñado de guerreros Griegos dispuestos a hacerse con Troya.

Por supuesto que tampoco se me ha escapado la imagen de Zeus / Júpiter embarazado de Atenea/Minerva, que nació, grande ya, armada y con casco, de la cabeza de Zeus / Júpiter.

Ahora bien, entre las primeras cosas en las que he pensado está La pelea entre jabalíes, que Vds. publicaron el 9 de Octubre de 2009, incluido el texto, también de Virgilio (Geórgicas, III, 220-241) que yo mismo añadí en un comentario mío.


Me imagino yo al caballo vencedor en esa lidia, pues hay que suponer que los caballos también compiten entre ellos por el dominio sobre la manada, y consecuentemente, por el derecho preferente a fecundar a las yeguas; porque, claro está, debemos interpretar que el macho, sea toro, jabalí o caballo, tras la pelea por establecer el orden jerárquico, tiene que estar sosegado y tranquilo, satisfecho.

Finalizo agradeciéndole la mención que hace de mí persona y la expectativa que tiene de mi comentario que, eso espero, tal vez no le haya defraudado.

Como complemento y corolario a este comentario, y a sus propias obras de Arte, le sugiero que disfrute por unos momentos de la

EQUITACIÓN AL SON DE POLCAS VIENESAS

Se trata de ver a los caballos de la Escuela Española de Equitación de Viena danzando al son de las polcas de los Strauss. Podrá hacerlo PINCHANDO EN CADA UNO DE LOS ENLACES SIGUIENTES:


1) Spanish Riding School Vienna

2) Spanische Hofreitschule

3) Beliebte Annen-Polka

4) Best Equestrian Art School of Europe 251107

Reciban ambos Vds., Don Serapio y Don Carlos, toda mi admiración y un cordial saludo,

Antonio

Chacien dijo...

Le agradezco mucho, una vez más, amigo Antonio, sus elogios, y con mayor fundamento en esta ocasión, pues ha resaltado en relación a mis palabras una cualidad, la sencillez, que a mí me parece de las más necesarias y dignas de mérito a la hora de valorar la calidad de un escrito. La sencillez, unida al rigor y precisión en la expresión, aunque parezca paradójico, es algo muy difícil de obtener. En ocasiones lo aparentemente sencillo resulta tan difícil que no hay quien lo pueda igualar. Estoy pensando en los tres poemas capitales de San Juan de La Cruz, en "Platero y yo" de Juan Ramón Jiménez, en las Rimas de Bécquer... En mi opinión, la "difícil sencillez" a que hacía alusión Federico García Lorca en su famosa conferencia "Juego y Teoría del duende" es el máximo a que podría aspirar cualquiera que se exprese por medio de la palabra, y aun por otros medios... Digo todo esto, no para resaltar el valor de mis propias palabras, que necesariamente no ha de ser muy grande, sino para hacer más patente mi agradecimiento por las suyas.

En cuanto a si ha añadido o no algo a mis palabras, he de decir que sí ha añadido, y mucho, pues debo confesar que me ha sorprendido su interpretación de lo que ve en la talla: ni por un momento se me había pasado por la cabeza que los caballos de menor tamaño pudieran ser potrillos. Me ha gustado y me ha parecido muy oportuno su comentario porque, por un lado, viene a confirmar mi tesis de que no se puede (ni se debe) poner límites a la imaginación y, por otro, pone de manifiesto lo vivo de su imaginación y lo amplio de su bagaje cultural, al tiempo que nos muestra su faceta más humana, ya que encuentro en sus palabras la influencia de un par de acontecimientos (el nacimiento de Carla y otro que anda en camino) de gran trascendencia en su vida personal.

Le transmito a mi padre su admiración y respeto al tiempo que le expreso nuestro más efusivo saludo y agradecimiento.

Natàlia Tàrraco dijo...

Aquí me tienes amigo Chacien, acariciador de la madera, olorosa, casi viva, tierna o nudosa, en la que recreas al caballo a la yegua, a la libertad domada nunca esclavizada. Te respaldo en eso que dices, que una vez terminada, la obra se interpreta líbremente, sugiere al que la ve, cosas que uno mismo no pensó, lo cual resulta maravilloso, el arte está abierto y al acabar sueltas el trabajo y lo das a otros y otras. Dice bien amigo Antonio, el mismo Fidias, acariciador de mármoles y bronces, sería tu amigo porque conocía lo que es cincelar y de la nada crear un sueño, un volumen, una idea. Yo, que intento trazar palabras, también dibujo, y en el blanco papel invento sueños a base de color y del pulso dibujando, un placer y un sufrimiento queridos, buscados. Ya sabes, amigo Chacien, lo que aquellos griegos siempre observadores hasta el tuétano, plasmaron en cabezas de caballo, en el perro alerta, el espiritu del animal y por añadido, el nuestro, que de alguna forma, animales somos. Tocas el relieve ¿te acuerdas de las Puertas del Paraíso de Ghiberti? Me gusta, ese mango de bastón, síntesis elegante, y el Quijote a lomos de Rocinante, una estilización bien resuelta, bella.
No digo más amigo que con la mano trabajas la dulce y a veces, díscola, madera. Gracias siempre, al cariñoso Antonio por haberme acercado a tu taller, olor a virutas, mejor que el incienso. !Ave! ha sido un placer. Natalí

Chacien dijo...

Antes de nada, debo aclararte, Natalia, que el autor de los trabajos de talla en madera es Serapio, mi padre, persona ya anciana y aferrada a sus costumbres, que vive un poco al margen de las nuevas tecnologías, tren al que no se ha subido y que no tiene el menor interés en alcanzar. Yo actuó como administrador del blog y me esfuerzo en dar a conocer sus obras por medio de un diseño atractivo y unos textos acordes y a la altura de lo que él se merece. Asumo, no obstante, tus amables y elogiosas palabras como si a mí mismo estuvieran dirigidas y te doy las gracias por ellas. Mi padre también te agradece la gentileza, pues ha leído el comentario, como no podía ser menos, con gran satisfacción.

Cualquier material es bueno para intentar dar alguna perdurabilidad y consistencia a nuestros sueños, y no sólo la madera es a veces díscola y a veces dulce: hay días en que las palabras se nos atragantan, el lápiz se resiste a trazar la imagen que tenemos en mente y el pincel es esquivo. Lo importante es perseverar en el empeño y amar lo que se hace; si es así, los resultados vienen solos.

A nuestro entrañable Antonio, siempre tan detallista y pendiente de favorecer a los amigos, agradecerle, asimismo, el gesto que ha tenido al acordarse de nosotros cuando ha visto que, casualmente, tratabas en tu blog, de un modo tan lúdico y desenfadado, el tema del circo romano y las carreras de caballos.

Muy afectuosos saludos para ambos.

Anónimo dijo...

Maravillosa talla, me recordó a los bellísimos ejempáres equinos que vi este verano en la Real Escuela de Arte Ecuestre de Jeréz, fue un espectáculo increible en el que se podía contemplar la inteligencia, habilidad y belleza de los caballos, así como la maestría de la doma.
Felicidades por esta maravillosa creación.
Saludos

Chacien dijo...

En efecto, Calma, tengo entendido que son unos animales muy inteligentes. Mi padre, cuando fue pastor, allá en su juventud, llegó a tratarlos bastante, incluso a montarlos, y siente fascinación por ellos. Te adelanto que en breve, si es tu gusto, tendrás ocasión de apreciar otra obra producto de la misma fascinación, ya que después de esta "Fantasía con caballos" se ha entretenido en la talla de varios bastones y el puño de uno de ellos representa, precisamente, un caballo de cuerpo entero.

Saludos y muchas gracias.

Anónimo dijo...

Estaré encantada de contemplarla, gracias a ti.