lunes, 14 de junio de 2010

Instinto maternal (Osa con oseznos)

Osa con con oseznos. Instinto maternal. Talla en madera

Cualquiera que conozca nada más que por encima su trayectoria, o, simplemente, quienquiera que se dé un paseo por el blog o la galería de imágenes asociada, se dará cuenta enseguida de que Serapio es un gran amante de los animales.

En esta oportunidad su predilección por las criaturas que pueblan la naturaleza le ha llevado a escoger una escena familiar donde puede apreciarse a una osa con sus cachorros. Las hembras de oso pardo son muy celosas de la integridad de sus oseznos y están dotadas de un asombroso instinto maternal que las vuelve particularmente peligrosas en época de cría. Sin embargo, en el extremo opuesto de su apasionamiento son capaces de protagonizar escenas de la mayor ternura, como en este caso, cuando, habiendo caído al agua una de las crías en el transcurso de uno de sus interminables juegos[1], como es probable que tuviera alguna dificultad para salir por sí misma, mamá osa, con la mayor delicadeza, la tiene sujeta por la piel del cuello, para no hacerle daño, y procede a rescatarla.

Conviene decir que el oso es un animal muy poco sociable, en extremo solitario, y que machos y hembras apenas si se relacionan lo justo para aparearse durante el periodo de celo, hacia el verano. Los osos son polígamos y su unión no dura más de lo que pudieren durar sus escarceos amorosos, siendo común que el macho tenga alguna "aventura" con varias hembras en el transcurso de una temporada o, al menos, lo normal es que lo intente. Una vez logrado su objetivo se desentiende en absoluto de las consecuencias de su galanteo.

La hembra tampoco se relaciona con otros machos mientras dure el periodo de cría (unos 2 años), porque estos, en su desmedido afán por reproducirse y para que sean sus propios genes los que prevalezcan, acostumbran a matar a las crías con objeto de que la hembra se ponga nuevamente en celo. Ellas, por tanto, los rehúyen a toda costa como el mayor enemigo potencial para su prole. Con todo, no dudarán en enfrentarse a cualquier macho que se acerque con mala intención; aunque, lamentablemente para las crías, la mayor fuerza y envergadura de este último suele ser determinante en tales ocasiones.

Toda la vida de los osos, incluyendo su capacidad reproductiva, esta condicionada por un admirable comportamiento adaptativo muy peculiar y característico de la especie: la hibernación. Las hembras, por ejemplo, no comienzan la gestación una vez que son fecundadas, sino meses más tarde, en el otoño, es decir, la implantación del óvulo se difiere hasta esa época porque mientras tanto tienen que acumular nutrientes para pasar el invierno. El parto se produce en el interior de la osera, hacia los meses de enero o febrero, en plena hibernación, y las crías nacen tan desvalidas que apenas tienen pelo, son ciegas y sordas, dependen completamente del calor que les proporciona su madre y su tamaño es realmente minúsculo en comparación con el de sus progenitores: apenas 300 ó 400 gramos, casi nada.

Es tal la imagen de fragilidad e indefensión que ofrecen en esta etapa de su vida, y tan grande su dependencia, que en la antigüedad existía, al parecer, la curiosa creencia o superstición de que las osas "daban forma a sus cachorros lamiéndolos lentamente":

Tampoco es un cachorro lo que la osa ha dado a luz en reciente parto, sino una carne apenas viva; la madre con sus lamidos va formándole los miembros y haciéndole tomar una configuración como la que ella misma abarca.
(Traducción: Antonio Ruiz de Elvira)

[Nec catulus, partu quem reddidit ursa recenti,
sed male uiua caro est; lambendo mater in artus
fingit et in formam, quantam capit ipse, reducit.]
(Ovidio, Metamorfosis, XV, 379-381) [2]

Verdaderamente, conmueve pensar cómo esas crías, habiendo nacido en pleno invierno, tan indefensas, reciben los constantes cuidados y atenciones de su madre (que no tiene otra cosa que hacer puesto que aún quedan varios meses para que concluya la hibernación), y cómo las va amamantando en la oscuridad de su guarida, calentándolas con su propio cuerpo en interminable abrazo y lamiéndolas constantemente por higiene o por instinto. ¿Cabe imaginar un vínculo familiar que se desarrolle de un modo más íntimo y más intenso? ¿Puede sorprendernos, entonces, la actitud de amoroso celo de mamá osa cuando por fin los cachorros salen al exterior, ya grandecitos y cubiertos con una espesa capa de pelo, una vez entrada la primavera? Si no es cierto que consiga darles forma a fuerza de lametazos, sí que establece, en mi opinión, una de las relaciones más estrechas, vehementes y entrañables que pueden verse en el reino animal, sin excluir al hombre.



  1. Esta cualidad inquieta y juguetona no es exclusiva de las crías de los osos. Serapio lo sabe muy bien porque fue pastor en su juventud y tuvo oportunidad de observarlo en multitud de ocasiones. En su libro El Zagalillo, en el capítulo titulado "La primavera", por ejemplo, nos dice en un fragmento: «los pequeños corderos retozan en los barrancos, buscando la quebrada de un saliente, como niños traviesos; echando grandes carreras, haciendo sus piruetas barranco arriba y barranco abajo. Cuando unos se cansan, otros se acercan relevándoles en sus juegos sin fin. [...] Y el pastor siempre vigilante, temeroso de que los corderos hagan una travesura y se caigan por el precipicio, temiendo lo peor. Nunca he conocido la muerte de un cordero en estas circunstancias, pero daba miedo verlos muchas veces al borde del precipicio....». Lo cual, además de ilustrar la travesura y la vivacidad en las crías de una especie distinta a los osos, revela un dato biográfico primordial para entender el amor que por los animales siente el autor: haber sido pastor durante toda su infancia y juventud, y haber vivido, por tanto, todos esos años en estrecha y continua relación con la naturaleza
  2. Cfr. Plutarco, El amor a la prole, 2, 494c; Aulio Gelio, Noches áticas, XVII, 10 (en ambas obras también se menciona esta maravillosa capacidad que por aquel entonces se atribuía a los osos). Queremos, por último, reconocer la inestimable ayuda y la amabilidad de Don Antonio Martín Ortiz, catedrático de latín y griego, por las molestias que se ha tomado y por facilitarnos una estupenda traducción de la frase de Ovidio. Muchas gracias, maestro.

10 comentarios:

ANTONIO MARTÍN ORTIZ dijo...

Amigo Don Carlos Hernández, Chacien,

Me encanta la nueva talla de Don Serapio y también la exhaustiva explicación que nos da Vd. sobre el instinto y costumbres de las osas y los osos. Añade Vd. una serie de detalles que uno difícilmente podría imaginarse, como ese estado de hibernación, que yo jamás habría supuesto en la vida normal de ningún animal.

Tiene que ser de lo más interesante el libro que nos cita de su padre, Don Serapio, El Zagalillo, cuya faceta de escritor yo desconocía. Seguro que hay en él el mismo amor y conocimientos de los animales que se puede observar en el libro III de Las Geórgicas de Virgilio, otro que de pequeño también se crió entre animales. Haré lo posible por conseguir ese libro, que será para mí como una segunda lectura del mencionado libro de Virgilio.

Sospecho que puede haber algo de realidad en esa leyenda de las osas que tan citada es en la Antigüedad: ellos entendían de animales mucho más que nosotros y es muy difícil que no estén en lo cierto.

Muchas gracias por la referencia que hace Vd. a mi persona: tenga en cuenta que yo lo único que he hecho es facilitarle la mejor traducción del texto de Las Metamorfosis que existe en Lengua Castellana. Por si a alguien le interesa, añado que texto Latino y traducción están publicados en tres volúmenes en el CSIC, Madrid (*). Añado ahora que Don Antonio Ruiz de Elvira, que falleció recientemente, es el Filólogo que más Mitología sabe entre todos los que podemos encontrar en España. Su obra MITOLOGÍA CLÁSICA, editada en GREDOS, es, otra vez más, la mejor que existe en nuestra Lengua.

Muy acertadas las referencias que nos da Vd. de Aulo Gelio y Plutarco. Efectivamente, Aulo Gelio compara esa forma de modelar a los oseznos por parte de la madre osa a la forma de componer Virgilio sus versos, que primero redactaba en prosa y luego perfilaba hasta darles la forma definitiva que nosotros podemos disfrutar. También es interesante la cita de Plutarco que, a su vez, entre otros, también nos remite a Homero.

En resumen, una joya de talla y una preciosidad de comentario por parte suya. Felicidades para Don Serapio y Felicidades para Vd., Don Carlos.

Un abrazo doble,

Antonio Martín Ortiz

(*) PD.: Una cuestión personal: he manejado a lo largo de mi vida muchas traducciones en diferentes Lenguas de textos Latinos y Griegos. Si tuviera que escoger una sola, la que me parece la mejor, me quedaría con la edición bilingüe de Las Metamorfosis de Don Antonio Ruiz de Elvira.

Chacien dijo...

Gracias, una vez más, amigo Antonio, por sus elogiosas palabras y su erudita aportación.

He de decir que al documentarme para preparar esta entrada yo mismo he descubierto multitud de aspectos sobre la vida de los osos que me han parecido sorprendentes y fascinantes. Verdaderamente ha sido un placer en esta ocasión la tarea de buscar datos para el post y le aseguro que he procurado ser riguroso y mantenerme en todo momento fiel a la verdad.
El tema de la hibernación sí que lo conocía desde pequeño por haberlo estudiado en el colegio y haberlo visto (es de dominio público, ¿no?) en los cuentos, las películas y los dibujos animados: la típica imagen del personaje que por algún motivo penetra en una cueva y tiene que salir huyendo a toda prisa por haber despertado al oso que estaba en su osera. Lo que ya no sabía es el dato, por ejemplo (y me parece admirable), de que las osas retrasen su gestación para adaptarse a este proceso, etc. Me parece una maravilla de la naturaleza y de la adaptación.

El libro de mi padre, por si le sirve de orientación, ha obtenido su mayor éxito entre las personas próximas a su generación (la de mi padre) que conocieron de primera mano la vida rural de por aquel entonces, ya que se trata de un testimonio autobiográfico escrito en primera persona con multitud de datos y anécdotas que dichas personas pueden fácilmente reconocer y donde a menudo ellos mismos pueden reconocerse. Está escrito en un estilo muy ameno (dividido en su mayor parte en muy breves capítulos) y no exento de sentido del humor. Creo, sinceramente, que no le defraudará.

Un abrazo. Mi padre le agradece especialmente su interés por el libro y le manda un saludo.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Don Carlos, Chacien,

Ha llegado a mis manos el libro EL ZAGALILLO, que Vd. cita en su texto y que está redactado por su padre, Don Serapio. Lo estoy leyendo y la verdad es que el libro tiene unas cualidades que no se encuentran en los libros habituales que uno lee. Creo que disfrutaré mucho con su lectura, y al mismo tiempo aprenderé muchas cosas de él. Me he tomado la licencia de incluir, en las parte superior de mi columna lateral, una referencia a ese libro que tanto promete. Lo he enlazado con con la referencia editorial y con esta misma entrada de Vd.

Reciban Vds. dos, Don Carlos y Don Serapio, mi admiración y mi satisfacción.

Un cordial saludo,

Antonio Martín Ortiz

Chacien dijo...

Decir que está disfrutando con la lectura de "El Zagalillo" es uno de los mayores elogios del libro que podría hacer. Cuando mi padre tiene que poner dedicatoria a algún ejemplar, y créame que no llevamos cuenta de las veces que ha tenido que hacerlo, suele incluir la expresión "espero que disfrutes" la mayor parte de las veces, porque ese es su deseo más auténtico: que todo el mundo disfrute leyendo sus historias de cuando era pastor nada más que una parte de lo que disfruta él. No en vano, si hubiera un modo de contabilizar a escala universal las veces que una persona ha releído el mismo libro, estoy convencido de que mi padre establecería un nuevo record absoluto o, como poco, quedaría entre los diez primeros.

Muy agradecidos por el lugar preferente donde ha colocado los enlaces y una imagen de la portada del libro.

Saludos muy afectuosos, y que siga disfrutando.

Anónimo dijo...

Como madre que soy, me enternece ver esa formidable imagen tallada, maravilloso todo lo que aquí encuentro siempre, tu padre es un artista completo, puedo imaginar la sensibilidad de sus letras. Muchas felicidades a los dos, a ti también por adornar siempre tan bonito con letras lo que el crea con el corazón. Amo a los animales, tengo dos en casa, entiendo muy bien a tu padre.
Un afectuoso saludo para los dos

Chacien dijo...

Muchas gracias, Calma, por tus comentarios. Es muy gratificante comprobar que alguien aprecia tu trabajo y valora el esfuerzo y el cariño con que haces las cosas. Sólo con que haya una persona como tú ya justifica el tiempo y el esfuerzo invertidos, aunque no hubiera nadie más, porque aquí tenemos el empeño de aportar belleza, y la belleza adquiere todo su mayor sentido cuando es compartida. Gracias por participar, como espectadora, de esa belleza y por hacernos sentir que la nuestra no es voz que clama en el desierto.

Felicidades por ese amor, primero a tus hijos y luego a los animales: creo que quien ama a los animales difícilmente puede ser mala persona, y que en el vivir cotidiano se garantiza, cuando menos, unas pequeñas dosis de felicidad.

Saludos muy cordiales.

veronica dijo...

hola mi nombre es veronica de pvcia de salta.tambien realizo tallado em madera, sus trabajos son hermoso.el arte del tallado es un don.mucha admiracion en sus trabajos.

Chacien dijo...

Gracias, Verónica, por tus amables palabras. En efecto, yo creo que cualquier arte, no sólo la talla en madera, requiere de algo especial (unos lo llaman talento, otros un don) para que sus resultados nos aporten siquiera una porción de auténtica belleza. Nos alegra que tú hayas visto algo así en estas tallas.

Saludos desde España a la Argentina, provincia de Salta.

Alma dijo...

Entré en Internet por sugerencia de una gran amiga mía, Pilar (sois del mismo pueblecito) y me he llevado una gran sorpresa. Son las tuyas unas tallas preciosas, un trabajo minucioso y magnífico. El arte es como un hermoso manantial que tiene que fluir para dejar constancia de su existencia. Me alegro de haberte encontrado, porque ha sido y seguirá siendo un placer ver el trabajo que expones en tu blog.
Un cariñoso saludo.

Chacien dijo...

Eres muy amable, Alma, por la estimación en que tienes a las tallas y por el propósito que haces de volver en más ocasiones: te esperamos en la confianza de que en el futuro la experiencia siga pareciéndote positiva.

Has de saber que me dirijo así a ti, en plural, porque aquí nos repartimos las tareas entre mi padre, Serapio, el autor de las tallas, que siente una gran pasión por la talla en madera pero un nulo interés por las nuevas tecnologías, y yo, que soy el que se pelea con los códigos, escribe el texto de las entradas y contesta a los comentarios. No obstante, él también lee los comentarios con gusto, sobre todo cuando son tan elogiosos.

Saludos muy cordiales para ti y también para Pilar, la paisana de mi padre.