domingo, 13 de febrero de 2011

Sansón y el León

Sansón y el león. Autor: Serapio Hernández.

La iconografía sobre el episodio de la lucha de Sansón con el león, motivo de la obra de talla en madera que hoy presentamos, es muy abundante, siendo esta escena, en donde se ve a Sansón en plena lucha y aferrado a las potentes mandíbulas de la fiera, la imagen más comúnmente representada.Sansón mata al león. Grabado de Doré No obstante, cualquiera que esté al corriente de lo que se dice en las Sagradas Escrituras sabe que en esta primera proeza que menciona el Libro de los Jueces no llega Sansón al extremo de enfrentarse con un león adulto en la plenitud de su fuerza y su poder, sino que, literalmente, se dice: «un león cachorro (catulus leonis), feroz y rugiente» (Jueces 14, 5). ¿Por qué no se habla de un león, sin más? ¿Por qué tenía que ser, precisamente, un "cachorro" de león? ¿Esconde esto algún significado?

En teoría, al menos para el común de los creyentes, la Historia Sagrada se construye a partir del relato verídico de unos hechos acaecidos en un periodo más o menos determinado, y la persona encargada de referir dichos hechos actuaría por inspiración divina, de modo que lo que no conociera por sí mismo le habría sido revelado. Desde este punto de vista la fiabilidad de los hechos no se puede cuestionar: es la palabra de Dios. En el caso concreto que nos ocupa, sin embargo, el relato gana en verosimilitud, en mi opinión, hasta para los no creyentes, simples lectores y amantes de la literatura, por el hecho de que elSansón vence al león. Lucas Cranach 'el viejo' hagiógrafo haya prescindido de la solución a priori más fácil y efectista, que hubiera sido plantear la lucha con un animal más amenazador: aunque nos lo describa como feroz y rugiente, un león completamente desarrollado hubiera resultado, sin duda, más temible y potencialmente más peligroso, lo cual habría sido útil para engrandecer esta hazaña y resaltar todavía más el poder del espíritu de Dios introducido en Sansón. Puede parecer insignificante, pero, a mi juicio, se trata de un detalle que habla por sí solo de la alta calidad literaria de la Biblia y me da ocasión para recomendar su lectura —independientemente de cuáles sean sus creencias— a cualquier persona libre de prejuicios y con un mínimo de apetito intelectual.

Sansón y el león. DelvauxAventurándome un poco más en el análisis y respondiendo, de paso, a alguno de los interrogantes planteados más arriba, yo diría que toda esta secuencia del león posee un significado claramente simbólico, es decir, que ocultaría una más honda y esencial significación que la derivada de la lectura simple y directa de los hechos referidos. Uno de los errores más habituales a la hora de interpretar textos religiosos —cuyas consecuencias, estoy convencido, han dado y siguen dando mucho que lamentar a la humanidad— consiste en hacer una interpretación de los mismos ateniéndose a la estricta literalidad, ignorando que el verdadero mensaje se hallaría detrás de las palabras, puesto que la realidad que a menudo éstas quieren expresar pertenece a la categoría de lo espiritual-inefable, que es tanto como decir que las palabras, literalmente, no lo pueden explicar. Por lo tanto, al igual que hacen los poetas y los músicos, los autores de textos sagrados, ya sea que los juzguemos en posesión de un peculiar talento o como auténticos instrumentos de la divinidad, hubieron de recurrir a todos los recursos de la poética, apurando las más sutiles posibilidades del lenguaje y desplegando todo su ingenio, a fin de que su experiencia pudiera ser comunicada; si no de un modo directo, puesto que con demasiada frecuencia no era posible, usando de cierta semejanza o apariencia de realidad que aludiera o comprendiera aquello que deseaban manifestar.

Un ángel se aparece a la esposa de Manué. SaraceniSansón (Jueces 13-16) había nacido en cierto modo predestinado como el elegido por Dios para liberar al pueblo de Israel de manos de los Filisteos. Pues bien, el episodio del león es clave para que este designio pueda cumplirse al ser el detonante que provoca, aunque sea de forma indirecta, el primer enfrentamiento con los opresores de su pueblo. Buscando este enfrentamiento, Sansón había elegido como esposa, precisamente, a una mujer filistea, y es cuando se dirige a "pedir su mano" que entra en unas viñas y tiene el encuentro con el "cachorro" de león. El animal queda muerto, pero Sansón no habla a nadie de lo sucedido. Posteriormente, cuando vuelve a la ciudad para casarse con la filistea, decide ver el cuerpo del león y descubre un enjambre de abejas, con el correspondiente panal de miel, en su boca, el cual coge y se lo va comiendo por el camino, y, aunque comparte el panal con sus padres, tampoco revela a nadie dónde lo ha obtenido. Más tarde, durante la celebración de su boda, propone a los convidados un enigma en condiciones muy ventajosas; suponiendo que sean capaces de resolverlo. El enigma es el siguiente: «Del devorador salió el manjar, y del fuerte salió dulzura». Desesperados de solucionar el enigma, los convidados, que habían acudido a la boda por pura formalidad y, como era de esperar, sin el menor afecto por el contrayente, amenazan duramente a la esposa y ésta se esfuerza en persuadir a Sansón empleando sus armas de mujer. Sansón, que, pese a su condición de Nazareo, y a la desmesurada fuerza de sus músculos, no era, al igual que el primer hombre, un prodigio de resistencia frente a las persuasiones del bello sexo (recuérdese lo caro que le costó, más adelante, la traición de Dalila), acaba sucumbiendo a tantos ruegos y lamentos, lo que propicia que el enigma se descubra. Sansón vence a los filisteos con una quijada. DoréEsto produce el enojo de Sansón y da pie a la venganza y a una serie de enfrentamientos donde, mientras mantuvo intacto el talismán de sus largos cabellos, siempre salió airoso y triunfante el vigoroso israelita, llevando a cabo proezas tan apasionantes como matar a mil hombres usando una mandíbula de asno como arma, o arrancar las hojas de la puerta de la ciudad de Gaza y llevárselas a cuestas, con cerrojos y pilares incluidos, hasta la cima de un monte, una vez que le habían hecho la encerrona con ocasión de estar entretenido en dicha ciudad, de noche, en casa de una mujer pública (meretricem).

A mi entender, el cachorro podría simbolizar, con su inmadurez e inexperiencia, cierto grado de pureza, tradicionalmente asociada a lo sagrado, al modo que en algunas culturas se escogía, por el mismo motivo, a la mujer virgen y muy joven como la más idónea para los sacrificios o para encargarse del cuidado de los templos, tal y como se sabe que ocurría, respectivamente, en algunas comunidades precolombinas y con las vestales en la antigua Roma. El enigma alimenta propiamente, tal vez, la paradoja cristiana, tan repetida, de lograr que triunfe lo más débil frente a su contrario, haciendo posible que un laborioso enjambre pueda anidar en las mismas fauces de la fiera y fabricar miel, una de las sustancias más dulces, si no la que más, que el hombre puede hallar, tal cual, en la naturaleza.Sansón y el león, por Israhel van Meckenem ¿Sería esta derrota del león una prefiguración de la derrota de los filisteos y la miel que saborea el héroe con fruición, mientras camina a su casamiento, una anticipación del dulce sabor de la libertad, tan anhelada por el pueblo de Israel?

Conste que mi pretensión no es revelar ningún enigma sagrado ni plantear cuestiones teológicas, sino, sencillamente, aportar unos ligeros apuntes, meras sugerencias, tendentes a facilitar la aproximación a algo que acaso no tenga una interpretación tan definida y a lo cual habría que acceder, al menos en parte, por el sentimiento o la intuición; como cuando leemos un poema o escuchamos una música cuyo significado, sin saber precisar muy bien en qué consiste, logramos percibir. Por consiguiente, si en mi explicación me he desviado en algún punto concreto de la verdad o existen otras interpretaciones que se puedan considerar más acertadas no importaría demasiado —téngase en cuenta—, siempre y cuando no me equivoque en la idea principal de que nada de lo que figura en la Biblia es casual; vamos, que, como se suele decir, allí no se da una puntada sin hilo, y que la elección de una expresión nunca es gratuita, siendo bastante común la existencia de significados ocultos cuya aclaración puede presentar dudas, aunque sobre su naturaleza, más o menos misteriosa, no se pueda dudar.

El final de Sansón es como sigue: después de gobernar durante 20 años a su pueblo en tiempos de los filisteos, sucumbió, como hombre débil que era (he aquí una nueva paradoja), a los encantos y a las sugestiones de Dalila, de quien se había enamorado, no, precisamente, porque fuera un dechado de virtudes. Sansón y Dalila, por RubensProcuró Dalila el secreto de su fuerza a cambio de mucho dinero que le ofrecieron los príncipes de los filisteos, de modo que, al cortarle los cabellos, quedó completamente indefenso, fue hecho prisionero y cegado cruelmente. El desquite se lo tomó Sansón, luego de llevar un tiempo encarcelado, al derribar las columnas donde estribaba la estructura del templo, al cual había sido conducido por diversión y para ser objeto de todas las burlas sin que nadie tuviera en cuenta que ya habían empezado a crecerle nuevamente los cabellos. Ciego como estaba, murió al caerle encima el edificio del templo, no sin llevarse consigo, en el momento de morir, a muchos más filisteos de los que había aniquilado en su vida, incluyendo a todos los príncipes que, al tratarse de un acto de gran solemnidad, se hallaban allí presentes.

Sansón destruye el templo de los Filisteos, por Philip Galle

OBRAS RELACIONADAS:

El ataque del león. Talla en madera
En esta escena se representa el momento en que el león se encuentra con un guerrero y se dispone a atacarlo mientras éste le hace frente con su lanza. Existen dos versiones de la misma obra, bien diferenciadas por el tamaño y la madera utilizada. Esta, la versión más moderna, data del año 2002, está realizada en madera de abedul y tiene un tamaño de 42 x 60 cm.
El ataque del león 2. Talla en madera
Esta otra talla es de mediados de los 80 del siglo pasado, tiene unas dimensiones de 108 x 170 cm. (unas seis veces más grande) y, si al autor no le falla la memoria, fue realizada en bubinga, una madera semidura procedente del África tropical que se caracteriza por ser muy regular y muy fina; fácil de tallar.

3 comentarios:

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

1/2
Amigo Don Carlos Hernández, Chacien,

Como puede imaginarse, me ha gustado la nueva talla de Don Serapio, que queda complementada por las otras dos referidas al mismo tema, que Vd. nos recuerda al final de su relato. ¿Qué quiere que le diga sobre el Arte y la Maestría de su padre? Poco puedo añadir a lo ya dicho en ocasiones anteriores.

Quiero dejar constancia de que el texto que acompaña la talla, redactado por Vd., Don Carlos, es la mejor exégesis y defensa que he leído sobre la lectura de la Biblia. Nos da Vd. una lección magistral, válida para los que no somos creyentes, y también para quienes lo son. Vd. sitúa los Libros Sagrados en su lugar correspondiente: forman parte de la mejor Literatura que tenemos a nuestro alcance, y pueden leerse con el mismo entusiasmo que la Ilíada de Homero, Las Metamorfosis de Ovidio, o los libros de Tito Livio sobre la historia de Roma. Y cito sólo aquellos de los que tengo constancia que han traspasado las fronteras del tiempo. Lo mismo valdría para el Quijote y otras muchas obras más.

Los libros de la Biblia, que son muy variados y tratan los más diversos temas, como más o menos viene a decir Vd., son Patrimonio de la Humanidad y constituyen una Literatura exquisita: allá cada uno con la interpretación que quiera darles, y considerar, o no, que están inspirados por la Divinidad.

Personalmente pienso que forman una Literatura que salió del pueblo en tiempos primigenios y luego fue traspasada a la escritura por algún genio, muchos genios, para ser más rigurosos.

Quiero resaltar un punto que, a mi entender, discrepa en algo de lo dicho por Vd: los libros de la Biblia no son sagrados desde el principio, sino que primero fueron pura Literatura y fue más tarde que las Autoridades Religiosas les dieron la categoría de Libros Sagrados.

Puedo referirme concretamente a los Evangelios, y me remito a las exégesis que han hecho los Protestantes, que la han estudiado más y mejor que los Católicos, concretamente Rudolf Karl Bultmann, que se cruzó con Karl Jaspers un buen cúmulo de escritos y opiniones al respecto.

Resumo: los Evangelios se escribieron como muchas de las historias y relatos que circulaban en el mundo Judío y Cristiano. Tuvieron que pasar algunos siglos para que fuesen considerados Libros Sagrados por parte de la Iglesia Judía primero y Cristiana después.
(Continúa)

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

2/2
(Continuación)
De todas formas, insisto en que es muy interesante la explicación que nos da Vd. de la Biblia, y también tengo que decirle que el relato que nos hace Vd. de Sansón, con todos los detalles esperables, hacen que uno sienta auténtico interés por releer los libros de la Biblia, que son, está bien claro, una fuente inagotable de Sabiduría y también Historia en buena parte. Lo que pasa es que hay que saber leerlos, sin atenerse a dogmatismos ni prejuicios de ninguna clase.

Y ahora le explico algo personal: Siendo ya yo una persona ajena a la Doctrina de la Iglesia Católica, le digo que, hace ya bastantes años, tuve la enorme ilusión de comprarme la Nova Vulgata, la Biblia resultante del Concilio Vaticano II, con el texto en Latín, y en la edición Vaticana. Ese libro ocupa un lugar de preferencia en mi casa, no inferior ni a Las Metamorfosis de Ovidio, ni Las Geórogicas de Virgilio, que son, entre los Latinos, mis libros preferidos.

Le aseguro que he disfrutado mucho, al tiempo que he aprendido muchas cosas, leyendo el texto que ha redactado Vd.

No sé si es Vd. consciente o no, pero Vd. ha seguido el consejo de Horacio, en el Ars Poetica o Epistula ad Pisones:

Aut prodesse uolunt aut delectare poetae
aut simul et iucunda et idonea dicere uitae.

Los poetas desean o ser útiles o deleitar,
o decir al mismo tiempo cosas agradables y también apropiadas para la vida.

(Ars Poetica [Epistula ad Pisones], 333-4)

Le envío, Don Carlos, mi amistad, mi admiración, y un gran abrazo, conceptos que ruego haga extensivos a su padre, Don Serapio.

Antonio

Chacien dijo...

He de decirle, amigo Antonio, que he recibido una muy grata impresión al leer su comentario porque, aparte de los elogios a los que ya nos tiene acostumbrados (los cuales, inmerecidos o no, no podemos dejar de agradecer), viene enriquecido por esa actitud de sensatez y ausencia de prejuicios que, en mi opinión, denota inteligencia y que de algún modo es lo que yo reclamaba en el post.

Dicha actitud me parece especialmente encomiable, en su caso, teniendo en cuenta su incredulidad en materia religiosa y su postura en contra de muchos de los planteamientos de la Iglesia Católica, lo cual es público y notorio para los que somos lectores habituales de su blog. No obstante, quisiera puntualizar que en mi intervención al hablar de libros sagrados no he pretendido ceñirme exclusivamente a La Biblia y que lo dicho podría aplicarse igualmente a todos los libros sagrados que desde tiempo ancestral han convivido, a través de diferentes culturas, alimentando a los creyentes de las más diversas regiones. ¿Recuerda la cita de Ramakrishna sobre un lago donde beben todos los hombres?

Es por ello que no deseo entrar en polémicas sobre la condición sagrada de tal o cual parte de La Biblia o sobre el auténtico origen de los textos. De lo que estoy convencido es de la genuina belleza literaria de algunos de esos textos (el Cantar de los cantares, verbigracia, podría figurar como muestra eximia de la más pura poesía que se ha escrito jamás) y de la verdad útil y positiva para cada uno de nosotros que dichos textos encierran; verdad recogida y acendrada probablemente (en esto también coincido con usted) como resultado de una larga tradición y milenaria experiencia. Aunque, claro, dicha utilidad puede volverse en contra de todos y cada uno desde el momento en que alguien haga una interpretación torcida de un determinado texto movido por el odio, el afán de poder, los intereses personales, etc.

En conclusión, dejando aparte cuáles sean mis creencias y respetando las de cada cual, creo que la religión, toda religión, como compendio de reglas morales y pautas de conducta, nos ofrece alivio frente al dolor y al sufrimiento, así como la posibilidad real de ser mejores. Si esto no siempre es así no es por fallo de la religión sino por lo que a menudo hay de perverso en nuestros corazones. Cuando esa perversión se institucionaliza usted sabe, probablemente con mayor conocimiento de causa, cuáles pueden ser las consecuencias.

Muchísimas gracias por la frase de Horacio, la verdad es que no la conocía, pero me ha parecido muy bonita y muy amable: si fuera cierto lo que dice me sentiría muy satisfecho.

Mi padre y yo le enviamos nuestros saludos más cordiales.