Aprovechando una madera de deshecho que había por casa desde hace no sé cuánto, ha concluido Serapio, en tiempo récord, esta obra. Ello se debe, en parte, a que la madera, al ser muy blanda, poco apropiada para el ejercicio de la talla, no daba para recrearse en muchas florituras, sino para algo sencillo y expresivo, como, creemos, es el caso.
Lo cierto es que hace muchísimo que hizo un borracho como este a unos familiares residentes en Barcelona y que, en aquellos años y hasta no hace tanto, regentaban un bar. 
RIGHTSComo es natural, desde el principio el cuadrito estuvo colgado en las paredes del establecimiento. Así pues, teniendo esto en la memoria, no es de extrañar que, al examinar esta madera arrinconada y pensar en la finalidad que podía darle, se le ocurriera retomar el motivo del borracho de marras. Por un lado, era una madera muy alargada (110 x 20 cm.), capaz de albergar, incluso con mayor longitud que el original, una farola, y, siendo una tabla no muy gruesa, se ensanchaba bruscamente en uno de sus extremos hasta alcanzar un grosor considerable, lo que permitía dotarla de un voluminoso farol. Por otra parte, todo parace indicar que originalmente la pieza había sido diseñada como complemento, precisamente, de la barra de un bar; al menos, eso cabría esperar del contorno dentado a ambos lados de la tabla, lo cual suponemos hecho a propósito para colocar y tener a mano, boca abajo, las copas, estando la pieza estratégicamente situada a una cómoda altura y en posición horizontal. Todo un juego de referencias cruzadas entre el motivo, un borracho, que se asemeja a otro «Borracho» que estuvo expuesto en un bar, como asimismo estuvo, presumiblemente en la barra de un bar, la materia prima donde fija su forma, abrazando a una farola, la imagen de este borracho.
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